La sequía que azota las regiones del norte del Perú está poniendo en grave riesgo la producción de arroz, un cultivo que depende en gran medida del agua. A pesar de las declaraciones del Ministro de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri), Ángel Manero, que asegura que las lluvias se están acercando a Piura, el déficit hídrico podría continuar durante los próximos meses. Un pronóstico del Servicio Nacional de Meteorología e Hidrología (Senamhi) indica que el riesgo en Piura para los meses de noviembre y diciembre será de entre medio y alto, lo que podría afectar zonas clave de siembra como Partidor.
Piura, la segunda región con mayor producción de arroz cáscara, registró cerca de 474,145 toneladas en 2023 y cuenta con alrededor de 51,000 hectáreas de arroz. En este momento, los cultivos están en una etapa crítica de espigado, que es el periodo que sigue tres meses después de la siembra y requiere una gran cantidad de agua para asegurar una producción adecuada. Edwin Edquen, coordinador de la Asociación Peruana de Productores de Arroz (Apear), señaló que si no hay lluvias o garantías de agua en los próximos dos meses, la productividad de los cultivos podría disminuir considerablemente.
Además de Piura, otras regiones importantes para el cultivo de arroz, como La Libertad y Lambayeque, también enfrentan serias dificultades por la falta de agua en sus valles productores. El Senamhi ha alertado que, aunque el riesgo agroclimático fue medio en octubre, se espera que para noviembre y diciembre el riesgo aumente considerablemente en la costa norte. Esta situación podría afectar el desarrollo de la campaña arrocera en La Libertad y Lambayeque, especialmente en áreas como el valle Jequetepeque y el valle Chancay, que se encuentran en etapas reproductivas cruciales.
En Lambayeque, donde se cultivan entre 47,000 y 50,000 hectáreas de arroz, el secretario de la Asociación de Productores de Arroz, Virgilio Chayán, indicó que aún no se ha definido si sembrarán las 50,000 hectáreas de arroz debido a la incertidumbre sobre la disponibilidad de agua. Los semilleros de arroz deberían empezar a instalarse a partir del 15 de noviembre, y la cantidad de hectáreas que se sembrarán dependerá de la disponibilidad hídrica en esos días. Si bien Chayán no ha estimado pérdidas definitivas, advirtió que la producción no será la misma que en años anteriores debido a la falta de agua.
El panorama también ha cambiado en términos de productividad. Chayán comentó que desde el año pasado, la productividad ha caído considerablemente, con un promedio nacional de solo 8,000 kilos por hectárea, en comparación con los 12,000 o 11,000 kilos por hectárea que se planeaban. A pesar de esto, el representante de Lambayeque aseguró que aún existen posibilidades de salvar los cultivos afectados, aunque el nivel de producción será inferior al esperado. Además, destacó que el problema no solo es la falta de agua, sino también la infraestructura deficiente en el sector agrario, la cual no ha sido reparada desde los daños ocasionados por el Fenómeno de El Niño en años anteriores.
Aunque la situación en la costa norte es preocupante, en la selva, especialmente en San Martín y Amazonas, la producción de arroz sigue relativamente estable. San Martín representa casi el 23% de la producción nacional, y la siembra en esta región está asegurada. En Amazonas, aunque Jaén sufrió problemas debido a la falta de agua, las lluvias llegaron a tiempo y las cosechas pudieron salvarse. Además, la expansión de la siembra en algunos valles arroceros, como en Pucallpa, donde las hectáreas cultivadas han aumentado de 5,000 a 20,000, podría generar un abastecimiento adicional al mercado interno.
Pese a la mejora en algunas regiones, las proyecciones para el próximo año son preocupantes. El Midagri estima que la producción de arroz disminuirá en un 1.4% en 2025, principalmente debido a la reducción en las intenciones de siembra en Piura y Lambayeque, regiones que han sido gravemente afectadas por los fenómenos climáticos recientes. Esto pone en riesgo la disponibilidad de arroz para el mercado interno y podría generar una caída en la oferta.
A pesar de las dificultades climáticas, la reserva de arroz parece suficiente para cubrir la demanda interna en el corto plazo. La Asociación de Productores de Arroz de Lambayeque estima que existen 438,400 toneladas de arroz en reserva, lo que podría abastecer el mercado interno por uno o dos meses. Sin embargo, la situación a largo plazo dependerá de la evolución de las condiciones climáticas y de la capacidad de adaptación de los productores a los desafíos del cambio climático.
El impacto de la sequía en la producción de arroz pone de manifiesto la vulnerabilidad del sector agrícola ante fenómenos climáticos extremos. La falta de agua, la infraestructura deficiente y los bajos niveles de los reservorios son factores que afectan tanto al presente ciclo de cultivos como a las expectativas futuras. Es crucial que el gobierno y las autoridades sectoriales tomen medidas para garantizar el acceso al agua y mejorar la infraestructura agraria, a fin de asegurar la estabilidad de la producción de arroz en el país.
Finalmente, la situación actual subraya la importancia de contar con un sistema de gestión de riesgos más robusto para enfrentar la variabilidad climática y sus efectos en la agricultura. La cooperación entre los productores, las autoridades y las instituciones involucradas en la gestión hídrica será clave para superar estos desafíos y asegurar la sostenibilidad del cultivo de arroz en el Perú.