Una investigación realizada por la Universidad Nacional Toribio Rodríguez de Mendoza de Amazonas ha permitido identificar las características y naturaleza de una plaga que afectó aproximadamente 1,500 hectáreas de cultivos de pino en la región. Esta investigación, liderada por Ángel Pilco, investigador del centro de estudios, busca establecer acciones preventivas para evitar que esta situación se repita en el futuro. Los resultados de este trabajo permitirán tomar medidas para proteger los cultivos en la región y mejorar las prácticas agrícolas.
El problema principal radica en que los pinos fueron sembrados como monocultivos y no recibieron un adecuado manejo de podas, lo que favoreció el desarrollo de la plaga. Este fenómeno ocurrió en los distritos de Lonya Chico y Sonche, situados en las provincias de Luya y Chachapoyas, respectivamente, dentro del departamento de Amazonas. Según Pilco, las plantaciones de pino no podadas impiden que la luz solar llegue a las plantas, creando condiciones óptimas para la proliferación de la plaga. Además, las hectáreas son de gran extensión, y los árboles, con alturas de entre 5 y 6 metros, hacen que su manejo resulte casi imposible para los productores.
La falta de podas también impidió la formación de “corredores biológicos”, espacios que permiten el desarrollo de especies animales que actúan como “enemigos naturales” de la plaga. La plaga en cuestión fue causada por larvas de Glena bisulca, un insecto lepidóptero de la familia Geometridae, cuyo adulto tiene una apariencia similar a la polilla. Estos corredores biológicos son cruciales para el control natural de la plaga, y su ausencia contribuyó al crecimiento descontrolado de la misma.

Pilco destacó que la zona donde se ubican estos cultivos cuenta con varias especies que podrían actuar como enemigos naturales de la plaga. Entre estas especies se encuentran moscas parasitarias, avispas y algunas aves. Sin embargo, para que estas especies se desarrollen y ejerzan su función de control biológico, es necesario contar con corredores biológicos adecuados. De lo contrario, la plaga continuará creciendo sin control, lo que podría ser devastador para los cultivos.

El ciclo de la plaga de Glena bisulca tuvo una duración de entre cinco y seis meses. Durante este tiempo, la acción de la plaga causó la defoliación de los pinos, afectando gravemente la calidad de los árboles. Aproximadamente el 50% de los árboles quedó inutilizable para la obtención de madera o la producción de papel. Estos pinos tenían entre 10 y 15 años. Afortunadamente, el otro 50% de los árboles está en proceso de recuperación, ya que la plaga no afectó las partes más jóvenes de los brotes.
A medida que avanza el ciclo de la plaga, también crece la maleza que sirve como refugio para los enemigos naturales de Glena bisulca. Pilco mencionó que este crecimiento de la maleza puede ayudar a controlar la plaga de forma natural, siempre que se mantengan los corredores biológicos. Estos procesos naturales deben ser gestionados cuidadosamente para garantizar el éxito del control biológico.

El trabajo del laboratorio de sanidad vegetal de la Universidad Nacional Toribio Rodríguez de Mendoza también se centró en identificar la plaga mediante enfoques morfológicos y moleculares. Debido a la similitud entre las especies de la familia Geometridae, se hizo un análisis detallado de las terminales del macho, lo que permitió identificar características únicas que diferenciaron a Glena bisulca de otras especies similares. Además, el ADN de la especie fue analizado para confirmar su presencia en la región.
La investigación reveló que esta plaga también está presente en Colombia, donde se la considera un problema serio. Según Pilco, en Colombia ya se tiene un manejo más avanzado de esta plaga, lo que podría servir como referencia para implementar estrategias similares en Amazonas. La comparación internacional resalta la importancia de contar con planes de manejo efectivos y recursos para controlar este tipo de plagas.
Además de estudiar la plaga de Glena bisulca, la universidad también investiga otras plagas que afectan los cultivos de la región, como las que afectan al cacao en zonas tropicales. Pilco destacó que, a través de pruebas in vitro, se están buscando soluciones para controlar los hongos que afectan al cacao en áreas como Bagua. También se están investigando problemas similares que afectan a los cultivos de plátano y café, y en el caso del café, se están utilizando bacterias biorremediadoras para contrarrestar los efectos del cadmio, un elemento químico tóxico para los cultivos.