Las cifras divulgadas por el Ministerio de Desarrollo Agrario y Riego (Midagri) sobre el notable crecimiento de las agroexportaciones peruanas son una muestra clara de que el sector agrario del país está en franco ascenso. Durante los primeros 11 meses del 2024, las ventas alcanzaron los 11,349 millones de dólares, lo que representa un impresionante incremento del 22.7% en comparación con el mismo período del 2023. Estos números son no solo alentadores, sino también un reflejo del potencial y la resiliencia de nuestra agricultura frente a los desafíos.
Uno de los aspectos más destacados es el desempeño de las exportaciones agrarias tradicionales, que registraron 1,145 millones de dólares, un aumento del 42.8% en relación con el año anterior. Productos como el café sin tostar y sin descafeinar, cuyas ventas alcanzaron los 1,024 millones de dólares, y los azúcares de caña, con un extraordinario crecimiento del 529%, son ejemplos claros de cómo las bondades de nuestro suelo encuentran un lugar privilegiado en el mercado internacional. Este logro, que explica el 93.9% de los envíos tradicionales agrarios, es un tributo al esfuerzo de miles de agricultores y al compromiso del gobierno por apoyar al sector.
El Midagri proyecta que las exportaciones de alimentos superen, al cierre de 2024, los 12,000 millones de dólares, marcando un nuevo hito histórico. Estas cifras no son fruto del azar, sino de una estrategia que combina innovación, sostenibilidad y acceso a mercados internacionales. La apertura de nuevas rutas comerciales, la mejora en la calidad de los productos y el fortalecimiento de las cadenas productivas han permitido que el Perú consolide su posición como un líder en el comercio global de alimentos.
Sin embargo, más allá de los números, este crecimiento tiene un impacto tangible en las comunidades rurales. Las agroexportaciones generan empleo directo e indirecto, mejoran los ingresos de las familias y contribuyen al desarrollo de infraestructura en las zonas más alejadas del país. Además, el éxito del sector es también una oportunidad para fomentar prácticas agrícolas más sostenibles, que aseguren la preservación de nuestros recursos naturales para las futuras generaciones.
No obstante, es fundamental no bajar la guardia. Si bien los resultados son prometedores, también representan un llamado a la acción para consolidar estos avances. Es necesario seguir fortaleciendo la investigación agrícola, la infraestructura y el acceso a financiamiento para los pequeños agricultores. Asimismo, es crucial diversificar la oferta exportable y promover una mayor participación de productos de alto valor agregado.
En este contexto, el Perú tiene mucho de qué enorgullecerse. El crecimiento de las agroexportaciones es un testimonio de lo que podemos lograr cuando trabajamos unidos y con visión de futuro. Que estas cifras sean un recordatorio de nuestro inmenso potencial y un incentivo para seguir construyendo un país más próspero y equitativo.